Ayer, en el pintoresco pueblo de El Campo y Santibáñez, se vivió una jornada festiva inolvidable que congregó a vecinos y visitantes en un ambiente lleno de alegría y tradición. Desde las 10:00 de la mañana, el día comenzó con un animado **pasacalles** que recorrió las principales calles del pueblo, marcando el inicio de una serie de actividades que no solo pusieron de manifiesto el espíritu comunitario, sino también la riqueza cultural del lugar. A las 12:00, los asistentes se reunieron para participar en una solemne **misa**, un momento de recogimiento en medio de la festividad que permitió a los vecinos reflexionar y agradecer por el día, en compañía de sus seres queridos. Alrededor de las 14:00, la fiesta continuó con el tradicional **baile vermut**, donde los vecinos pudieron disfrutar de un aperitivo en un ambiente animado, acompañado de música y buen humor. Las risas y las conversaciones se mezclaban con los acordes de la música, creando una atmósfera festiva que fue creciendo a lo largo del día. Ya por la tarde, a las 18:00, los más pequeños fueron los protagonistas con los **hinchables infantiles**, que hicieron las delicias de los niños, llenando de colores y saltos el paisaje del pueblo. Este espacio familiar fue una oportunidad para que los más jóvenes disfrutaran de la festividad mientras los mayores compartían momentos de convivencia. El clímax de la celebración llegó a las 21:00 con la esperada **chorizada**, donde se reunieron cientos de personas para compartir un delicioso festín. El olor del chorizo a la parrilla impregnaba el aire, atrayendo a los comensales que disfrutaron de una comida sencilla pero llena de sabor, representando una de las tradiciones gastronómicas más apreciadas del pueblo. Finalmente, a las 22:00, el broche de oro lo puso la actuación de la **orquesta Alma Latina**, que llenó la plaza con su música vibrante, logrando que todos los asistentes se unieran en el baile y la diversión. La combinación de ritmos latinos y éxitos populares puso a todos de pie, cerrando el día con una explosión de alegría. Fue, sin duda, una jornada cargada de buen ambiente, donde la convivencia y las tradiciones locales brillaron, haciendo de esta celebración un evento memorable para todos los que tuvieron la suerte de participar.