La tradición de los pendones volvió a llenar de color y vida el cielo gris de La Virgen del Camino, durante la festividad de San Froilán, el pasado 5 de octubre. Este evento, que reúne a casi 300 pendones de diferentes pueblos de la provincia de León, se ha consolidado como uno de los actos culturales más importantes de la región. Con el trasfondo de una jornada con cielo nublado, pero una temperatura agradable, los colores vibrantes de los pendones destacaron como un símbolo de la herencia cultural leonesa, atrayendo a miles de visitantes y espectadores. La procesión, acompañada por música tradicional y los trajes regionales que llevaban los portadores, se convirtió en un desfile de historia, orgullo y destreza. Los portadores de los pendones no solo levantaron estos emblemas altos, sino que demostraron su habilidad al manejarlos con una mano, arrodillados, e incluso balanceándolos sobre sus barbillas, provocando admiración entre los asistentes. Esta exhibición no solo refleja una profunda conexión con el pasado, sino también una prueba del esfuerzo y compromiso para mantener viva una tradición centenaria. Entre los participantes en esta romería, las pedanías del municipio de Cuadros también se sumaron a la festividad, llevando sus propios pendones para alzarlos en honor a La Virgen del Camino. Este gesto no solo mostró su devoción religiosa, sino también su firme deseo de mantener y reforzar sus raíces culturales en este tipo de celebraciones. La romería, que culminó en la basílica de La Virgen del Camino, es una tradición que no solo preserva la identidad de los pueblos leoneses, sino que también refuerza los lazos entre generaciones. Portadores y espectadores coinciden en la importancia de transmitir estas costumbres a las nuevas generaciones, asegurando que el folclore y la historia de la región continúen vivos en el tiempo. En este contexto, la participación de los pueblos y sus pendones no es solo un acto religioso, sino un recordatorio de la riqueza cultural de León. Las festividades de San Froilán no solo honran al patrón, sino que también permiten a los leoneses y visitantes de todas partes reconectar con sus raíces, manteniendo una tradición que, como subraya uno de los portadores, "no se puede perder".