Lo que para muchos fue una emocionante cita del motor, para otros ha supuesto un duro golpe a sus medios de vida. Varios apicultores de los municipios leoneses de San Andrés, Sariegos y Cuadros denuncian importantes daños en sus colmenas tras el paso del rally Reino de León, celebrado los días 5 y 6 de junio. La causa: una densa nube de polvo y arena levantada por los más de cuarenta vehículos participantes, que impactó directamente en sus asentamientos apícolas. Desde la distancia, la polvareda visible desde zonas como La Candamia llegó incluso a ser confundida con humo de un posible incendio forestal. Sin embargo, lo que ocultaba era un perjuicio silencioso pero profundo: el polvo se filtró en las colmenas, cubriendo bastidores, miel, polen y crías, colapsando las colonias y provocando una despoblación progresiva. “Esta es la época más delicada para las abejas”, lamenta el apicultor Juan Luis García, quien gestiona tres colmenares afectados. “Estamos en pleno proceso de multiplicación de colmenas y puesta de la reina. Lo ocurrido es un desastre”. El malestar no se reduce al polvo. Los apicultores critican que no se les informara con antelación sobre el corte de caminos públicos, lo que les impidió acceder a sus apiarios durante los días del evento. Además, cuestionan que la autorización del rally no haya tenido en cuenta la sensibilidad de esta época del año, no solo para las abejas, sino también para la fauna silvestre, en pleno periodo de cría. “En vez de impulsar el medio natural con rutas y conservación, se permite esto sin contemplaciones”, señala un productor afectado, quien estima pérdidas en torno a los 6.000 euros solo en sus asentamientos. Varios de ellos ya exploran vías legales, valorando presentar una denuncia ante el SEPRONA para esclarecer si las autorizaciones fueron legales y exigir responsabilidades. Desde el sector también sugieren soluciones preventivas, como haber regado los caminos para evitar la dispersión del polvo, o haber pospuesto la prueba a otoño o invierno, cuando el impacto ecológico sería menor. “Las abejas están protegidas por una razón”, recuerda García. “Sin ellas no hay polinización, ni cultivos, ni equilibrio ecológico”. Con la producción de este año seriamente comprometida y la necesidad de reponer cuadros y núcleos, la indignación del colectivo apícola crece. Lo que fue promovido como un evento deportivo de proyección turística deja tras de sí no solo un reguero de polvo, sino también muchas preguntas sin respuesta.